¿Te estás dando cuenta que te sientes más agotado al final de tu junta por Zoom de lo que solías estar? ¡No estás solo!
En las últimas semanas, las menciones de «fatiga por zoom» han aparecido cada vez más en las redes sociales, y las búsquedas en Google para la misma frase han aumentado significativamente desde principios de marzo.
¿Por qué se nos hacen tan cansadas las videollamadas laborales?
En parte, es porque nos obligan a concentrarnos más en las conversaciones para absorber la información.
Piénsalo de esta manera: cuando estás sentado en una sala de conferencias, puedes preguntarle a tu compañero de al lado para ponerte al día con la conferencia si te distraes. Sin embargo, durante una videollamada, es imposible hacerlo a menos que uses la función de chat privado o intentes encontrar un momento para silenciar y pedirle a un colega que se repita…nada práctico.
Las videollamadas hacen que sea más fácil que nunca perder la atención.
Todos lo hemos hecho; creemos ser capaces de escuchar atentamente, revisar nuestro correo electrónico, enviar un mensaje a un amigo y publicar una foto en los mismos treinta segundos. Pero, por supuesto que terminamos escuchando a medias, mandando el mensaje equivocado y subiendo la foto incorrecta.
La «fatiga por zoom» se deriva de cómo procesamos la información a través del vídeo.
En una videollamada la única manera de mostrar que estamos prestando atención es mirando a la cámara. Pero, en la vida real, ¿Con qué frecuencia te paras a 10 cm de un colega y miras fijamente su cara? Probablemente nunca.
En persona, podemos usar nuestra visión periférica para mirar por la ventana o mirar a otros en la habitación. En una videollamada, es diferente, ya que todos estamos sentados en diferentes hogares, si miramos por la ventana, nos preocupa que parezca que no estamos prestando atención.
Sin mencionar que, al mismo tiempo nos estamos observando en la pantalla mientras que hablamos, haciéndonos hiperconscientes de cada arruga, expresión y cómo será interpretado.
¡No te desesperes! Tenemos 5 consejos basados en la investigación que pueden ayudar a que las videollamadas sean menos agotadoras.
Evita la multitarea.
Es fácil pensar que puedes aprovechar la oportunidad para hacer más en menos tiempo, pero intentar hacer varias cosas a la vez reduce el rendimiento.
Construye descansos.
Toma pequeños descansos durante llamadas más largas, camina y estírate un momento.
Reduce las distracciones en pantalla.
Cuando estás en video, tiendes a pasar la mayor parte del tiempo mirando tu propia cara.
Aún así, las distracciones en pantalla van mucho más allá de verte a ti mismo. En una videollamada, no solo nos concentramos en las caras de los demás, sino también en sus alrededores. Si estás en una llamada con cinco personas, es posible que sientas que estás en cinco habitaciones diferentes a la vez. Puedes ver sus muebles, plantas y el cuadro que tienen colgado atrás.
El cerebro tiene que procesar todas estas señales visuales al mismo tiempo. Para combatir la fatiga mental; cuando sean llamadas largas o importantes, recomendamos que, tanto tú como tu equipo, apaguen las cámaras.
Cambiar a llamadas telefónicas o correo electrónico.
No todo amerita una videollamada, con un E-mail bien redactado y con puntos específicos basta.
Algunos de estos consejos pueden ser difíciles de seguir al principio (especialmente cuando se trata de evitar la multitarea). Pero tomar estas medidas puede ayudar a evitar que te sientas tan agotado y harto de pensar en otra videollamada laboral.
Es bastante cansado tratar de adaptarse a esta nueva normalidad, aplica estos 5 consejos y ¡Haz que tus videollamadas sean menos agotadoras!
También te puede interesar: Ghost Kitchens… ¿El futuro de los restaurantes?